To the happy few (ellos saben quiénes son)
La necedad es amo tan implacable que no solo corrompe mi juicio, sino también mi conciencia.
MICHEL DE MONTAIGNE
¡Que te follen, Nostradamus!
TÍTULO DE UN LIBRO DE ROGER WOLFE
Llevo relativamente poco tiempo esparciendo palabras en estas arenas, que al principio me parecían acogedoras; tumbarse a sol con libertad de juicio y expresión, posibilidad de abrirse a gente desconocida, de compartir inquietudes, opiniones; en suma, de salir de la fortaleza un rato a respirar aires ajenos. Relativamente poco tiempo, sí, como uno más entre tantas firmas, y gozador, como el que más, de la posibilidad de que alguien te preste atención y lea algo de lo que escribes, que al fin y al cabo es lo que espera todo escritor. Algo así como salir al patio de recreo durante un rato, rompiendo la sórdida monotonía de servidumbres que conlleva trabajar, literalmente, de sol a sol, o de luna a luna, todos los días del año, rutina que gracias al diablo hace tiempo establecí después de mandar a tomar por culo todo aquello que no tuviese que ver con hacer exactamente lo que me gusta, por poco rentable que pueda ser económicamente. Si quisiera ganar millones me habría metido a traficante, o a asesino a sueldo, o a chapero de lujo, o a consejero delegado de la Junta, o a marido de multimillonaria aficionada a lavarse el coño con Moët Chandon y a pasear al caniche con collar de diamantes junto a los mendigos de Oxford Street, la calle Serrano, la Arbat Ulitsa o la Piazza de Espagna. Pero eso es asunto mío. Lo que me lleva a cagarme en todo lo que se menea en castellano castizo son otras cosas que, podría decir, nada tienen que ver conmigo. Pero resulta que sí que tienen que ver, porque afectan a gente a la que le he tomado aprecio, con la que me escribo, a la que voy conociendo y además admiro, cosa que no puedo decir de sus detractores/as, que según sugerencia cuya fuente omito, pueden ser clasificados/as en 2 grandes grupos, ya que la cosa, por lo que parece, va de putas etiquetas: los vips y el frente de fornicio que pululan como cangrejos por estas arenas, traidoras a la postre como todas las arenas, donde parece que a poco se descuide uno acaba quemado por el sol de la estupidez, parafraseando mal a Shakespeare, y cubierto de babas de lameculos modelo Vamos a olernos mutuamente los traseros, cuando no de pachulí de zorra acechante o de veleidades filosóficas de chichinabo.
Al parecer, hay por aquí gente que se dedica a ningunear a quien no les sigue el jueguecito, a hacerles de alfombra o cenicero o perrito faldero del tipo Guau, qué bueno lo tuyo, Manolo/Pepa, a quien no les come el coño literario o se traga hasta la empuñadura reatas de palabras que parecen sacadas del jodido Cosmopolitan o de cualquier otra revistucha políticamente correcta a la hora de saber Lo Último Para Hacer Que tu Chico Flipe en Colores o Qué Leer Este Mes Para Estar a La Última y Ser Supermegaguay. Gente que decide quién es y quién no es en estas arenas, que de pronto parecen un Coliseo poblado de mastuerzos atrabiliarios y envidiosos que ocultan una daga tras la sonrisa y no tienen cojones de apuñalar a nadie si no es por la espalda, o sea, cómodamente ocultos en su anonimato; gente que no duraría ni dos segundos en un cara a cara en la calle; gente que de no estar parapetada tras tal anonimato callaría como puta por rastrojo; gente que considera que pertenece a una especie de club selecto, o privado, o como queráis llamarlo, y que huele a lo mismo que olían aquellos hijos de puta que dieron un golpe de estado el 18 de julio de 1936, o sea, a beatería, fascismo, hipocresía, sangre y cadáveres. Solo que ahora todo es en fino, a golpe de blog, sin violencia, sin Dirección General de Seguridad, con fotitos y música y emoticonos. Esos son los vips, que por cierto parecen haber olvidado que esto es una democracia, y sobre todo, que aquí nadie tiene el coño más grande que nadie. En sentido figurado, claro. Y eso sin entrar a juzgar lo que escriben, que al fin y al cabo ha de haber gente para todo.
Los del Frente del Fornicio son más cachondos: buscando ligues en un blog literario. Como buscar putas en misa. Que las hay, por supuesto. Alguna incluso se folla al cura y luego echa al cepillo la recaudación, para aliviar la conciencia. Tanto hombres como mujeres, es indiferente. Pero uno viene aquí a disfrutar de las letras, a descubrir talentos, a maravillarse pese a todo del grado de creatividad, o buen hacer, u oficio incluso, de que hacen gala algunos areneros; uno viene aquí a asombrarse, pese a todo, pese a los años y el escepticismo orlado de nubarrones con que la vida nos va obsequiando, de que aún quede gente con capacidad para ensamblar palabras con algún sentido en un mundo que no lo tiene; uno viene aquí a refrescarse, como el niño que fue en la fuentecilla del patio del recreo, con las aguas de la espontaneidad y la variedad. Un conocido se queja de que esto ya no es lo que era; puede ser. Estoy seguro de que tiene que ver con la calidad literaria. Explorando, uno descubre blogs asombrosos de los que sus autores parecen haber desertado. Y no me extraña, dada la catadura moral de algunos gilipollas, de los que se me cuenta que incluso llegaron a crear una página para insultar a alguien a quien considero una buena amiga. No me extraña que haya quien se ha pegado el piro, tal vez atacados de puro hastío ante semejante plantel de imbéciles, cobardes, cretinos, mastuerzos, paletos y calientapollas, que de todo hay en la Viña del Cabrón.
Pues bien: que se vayan todos a tomar por culo y se recluyan en sus gallineros, en sus comadreos baratos, en sus saloncitos con tele de plasma o en sus bares de gin tonic y chulazo. Que se vayan a joder a sus madres y no a a gente que no viene aquí a meterse con nadie, sino a expresarse libremente, cada uno a su manera y como le de la real gana, a compartir un poco de su generosidad y bondad (sí, eso que no cotiza en bolsa, esa sombra que ronda las esquinas y no lleva bolso de Gucci, ni mucho menos las Obras Completas del Best Seller del Mes bajo el brazo) con todos nosotros. Todo aquello de lo que carecéis los que podáis sentiros aludidos/as. Todo aquello que envidiáis. Maestros.
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