He perdido un soneto que decía
que la luz de tus ojos me alumbraba,
que en el alma llevabas pedrería
preciosa, y que tu voz me cautivaba.
Que he perdido tus muslos en Dublín
mientras buscabas pollas por Sevilla,
que como zorra eras de postín,
que aquel violín sonaba a maravilla.
Será que cuando vuela la poesía
da jaque mate la mediocridad
en esta vil "parida" de ajedrez;
será que tras la musa hay una arpía,
que la lluvia me sabe a soledad
y haber creído en tí a soplapollez.
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