Nada me ha herido más que aquellos ojos,
y nada en el mundo más que ellos puede curarme.
-IBN HAZM DE CÓRDOBA-
para Elia G. Castro
Enfrentado a la soledad de la noche
como quien se mira al espejo y ve su muerte
como un pescador ante la galerna
como un alcohólico ante el último trago
que podrá pagarse
Enfrentado a la soledad de la noche
como una puta sola y arrugada
como un perro apaleado rebuscando entre basuras
como un enfermo terminal de cáncer
sin su dosis de morfina
cuando el amanecer aún está lejos
y sólo oye su respiración jadeante
Enfrentado a la soledad de la noche
como quien duerme en una playa
sin más cobijo que sus pensamientos
como un magnate arruinado mirando fijamente
la pistola que guarda en el cajón
Enfrentado a la soledad de la noche
como Miguel de Cervantes escribiendo a la luz de una vela
en una mazmorra hedionda
con las ratas como únicas musas
Enfrentado a la soledad de la noche
como un niño de cualquier color
mamando de la teta seca de su madre moribunda
sin fuerzas
ni para espantar a las moscas
bajo el sol de metralla de la puta injusticia
Enfrentado a la soledad de la noche
como un mendigo ciego en Times Square
en la Plaza de Santa Ana
en Xmaa-el-fnaa
en Piccadilly Circus
o en la Krásnaya Plóshad
Enfrentado a la soledad de la noche
como un hombre de ojos muy abiertos
en el acto de comprender
que la sangre que mancha sus manos
es la del hombre que yace a sus pies
Enfrentado a la soledad de la noche
como dos amantes vícitimas de la tristeza post-coito
que se preguntan qué coño están haciendo allí
y no terminan de decidirse a hablar por fin
o a marcharse
Enfrentado a la soledad de la noche
como el murmullo apagado de una fuente
en los bosques de la Alhambra
como un guitarrista tocando para nadie
bajo la luz sarcástica de las estrellas
como una vendedora de rosas
perdida en el desierto
Enfrentado a la soledad de la noche
mientras tú miras al techo
enfrentada a la soledad de la noche
y el camión de la basura se lleva las horas
que perdimos
por no estar juntos
por estar
así
sencillamente así
enfrentados
a la soledad
de la noche
mientras las botellas vacías ruedan
bajo
la
cama
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