Desde un cartel publicitario enorme nos contempla
el sonrosado rostro de un político sonriente
yacemos a la sombra de los arcos de piedra
entre cáscaras de fruta papeles latas envoltorios periódicos viejos
octavillas de publicidad cartas de banco arrugadas chicles
y cartones
del puente sobre lo que queda de río
en la mañana neblinosa
no se ven las montañas
hace frío
y del severo discurso de las ideologías
me quedan estos pantalones con el fondillo manchado de diarrea reseca
el homo sapiens es una hoguera sin leña consumiéndose a sí
misma
no croan las ranas nos las hemos comido
las palomas huyen
un vientecillo insidioso agita los árboles del parque cercano
que solemos utilizar como cagadero
limpiándonos el culo con las hojas del capital de marx
del compañero isidro
hace frío
moriremos al pie de los rascacielos
entre paquetes vacíos
de tabaco
y sonrisas torcidas
de esperanza
sin necesidad de releer
a
lorca
qué coño nos importa a nosotros el río ánemico
o el rocío de la mañana perlando los helechos en penumbra
o la alegría en las tabernas ante las vicisitudes
deportivas que atañen a unos pocos
las tonadillas de los borrachos en las calles frías de la primavera
cuando alguna ambulancia acude a llevarse al compañero
que sufre de bronquitis crónica
qué carajo, decidme, nos importan
las azules bahías
o la luz ensangrentada de los atardeceres sobre el puente
que se pierde en la niebla
cuando nosotros no importamos a nadie
somos esa sombra hedionda que molesta
mendigando un puñado de lágrimas
sin traje
sin zapatos
sin ojos
sin manos
sin esperanza
somos la luz del mundo
hace frío
moriremos al pie de los nobles edificios
panzudos relucientes recién enjalbegados
moriremos al pie de las estadísticas
bajo el canto de las gaviotas y de los coches
y de los niños del coro del colegio cercano
y no sabemos qué ratas se ocuparán de recoger
nuestros cadáveres
ni qué botellas vacías se llevará la lluvia
Por que cuando uno es indigente el mundo deja de impportar, por que no te preocupa más ue el día a día por que eres tú y nadie más, por que nadie te espera, ni nadie te echa de menos, por que tus ideas valen menos que el papel de limpiarte el culo por cuarta vez, por que la escoria sólo merece ser ninguneada, así las mentes de la gente y sus conciencias podrán seguir andando tranquilas.
ResponderEliminarUn beso
No, realmente no somos nadie, solo un nombre entre otros cuantos, una luz intermitente en medio del vacío una, una lágrima de un momento o tan siquiera eso un sonido en medio de la nada, unas palabras rotas por otras que suenan más alto porque no tienen los bolsillos rotos, una frágua de pensamientos idealizados, apagados, y aún asi, somos eco haciendo temblar alguna montaña.
ResponderEliminarUn saludo