La mañana es un lento y largo beso,
un delirio de rosa humedecida,
sonrisa satisfecha del exceso
media hora antes de la despedida.
Pero en tu pelo, amor, tu largo pelo
hallo solaz, dulzura entredormida,
sedosidad feroz contra el desvelo,
fuego oloroso contra la fría vida.
Cómo explicar de pronto lo que eres,
que abro un ojo y me quemo con las ganas
de alzar a besos toda una frontera
contra una realidad de mercaderes
que aguarda más allá de las ventanas,
soplapollez de saldo por bandera.
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